POR: CHEYCO CENTENO
Siguiendo
adelante con las compilaciones de datos subrayados por el pastor Centeno, en el
librito del Seminario de Liderazgo Cristiano de 1974, para comenzar, quiero
compartir con ustedes uno de los parágrafos, basados en el epígrafe titulado “LA INDIVIDUALIDAD”, con el subtítulo “El peligro de seguir a hombres”, y que
dice de la siguiente manera: “Se nos aproxima una gran
crisis. Si los hombres se rinden a otros hombres como ha sido la costumbre
durante los últimos quince años, perderán sus propias almas; y por su ejemplo
otros también se perderán” y también añade
“Quiero decirle que no debe ocupar la presidencia de la Asociación mientras
cree que debe amoldar la experiencia de otros, conformándolos a sus propias
ideas, su curso de acción ha revelado que carece de una sabia percepción”.
Francamente me gustaría poder realizar una
compilación completa de todo lo subrayado por mi padre, y considero que él, se
tomó el trabajo de subrayar estos textos de Liderazgo Cristiano, con el afán de
nunca llegar a poseer estas deplorables características como dirigente. Después
de haber leído este librito, he llegado a la conclusión de que, la iglesia
adventista, intermitentemente ha sido mancillada por dirigentes con estas malas
costumbres, pero Dios siempre ha logrado poner las cosas en orden, cuando
existen personas o líderes conscientes dentro de la obra, que entienden que es
necesario realizar un cambio radical.
Las dictaduras eclesiásticas existen, y
se manejan tal cual los regímenes totalitarios. Todos los elementos que
componen este tipo de estructuras coercitivas se conjugan en una esfera de
circunstancias que someten a las mentes más débiles, a una completa
servidumbre. Cambian todas las disposiciones organizativas, destruyen las
normas y estatutos cuando es conveniente, y reprimen toda amenaza a través del
poder que los inviste.
En nuestra iglesia se ha impuesto este
estilo de gobierno eclesiástico, en Panamá. Para los que dudaban que tal modelo
de liderazgo era imposible que se erigiera en una estructura religiosa, lamento
decirles que, a cuenta de la autonomía que poseen todas las Organizaciones sin
Fines de Lucro, sin una exhaustiva fiscalización, cada cual hace lo que se le
da la gana, hasta que llega el momento en que unos pocos hombres y mujeres
valientes, se atreven a meter el dedo en la llaga en el nombre de Cristo.
Una dictadura se establece, cuando
alguien que asciende al poder, llega al punto de reconocerse a sí mismo, como
la única opción de esperanza para su pueblo, gremio o institución. Todos
sabemos que la autoridad debe ser respetada, pero, cuando los dirigentes llegan
a un punto de abusar de los subordinados y de su pueblo en general, es
necesario levantar la voz y ponerle un alto a tanta hipocresía. En nuestra
iglesia, a todas luces se ve que, ya no es el amor a las almas, sino el amor al
poder lo que prima para nuestros dirigentes. No sirven de nada tantos estatutos
si nadie los conoce, tenemos el Reglamento Operativo de la División que nadie
lo conoce, también tenemos el Reglamento Operativo de la Unión, que tampoco
nadie lo conoce, después viene el manual de iglesia, que en esencia es un
modelo de control de la disensión en la actualidad, porque cuando se suscita un
incidente que no está normalizado, inmediatamente corren a legislar sobre esta
cuestión para no perder el control, y si alguno de los estatutos no es
convenientemente privativo para someter a la hermandad, se busca la manera de
modificarlo, para que tenga el suficiente peso de presión sobre la feligresía,
y así limitarnos en nuestro rango de acción, dicho de otra manera, es necesario
amordazar y someter a quienes quieran reclamar algo.
Fuera de estos estatutos, principales,
vienen los secundarios; esta la “Guía de procedimientos para Diáconos y
Diaconisas”, también está el “Manual para Dirigentes de Iglesia”, le sigue la
“Guía de procedimientos para Ancianos de Iglesia”, y tenemos también la “Guía de
procedimientos para los Ministros”, sin embargo, estoy seguro que la gran mayoría de los
pastores actuales, muchos de ellos ni siquiera conocen estas guías, y quizá ni
las usen.
El apóstol Pablo, siempre hablo de la
valentía que él, y todo cristiano debían tener para enfrentar la maldad.
Tenemos más de cinco años confrontando la maldad en la iglesia en Panamá, y
hubo mensajeros de Dios que lo hicieron por mucho más tiempo que nosotros en el
pueblo de Israel, pero nunca cejaron. La mayoría no defienden a la iglesia,
defienden a los dirigentes porque ignoran las repercusiones que esta administración
traerá para nuestro futuro, y obviamente, el dirigente no defiende a la
iglesia, defienden sus intereses. Lo dije desde un principio y siempre lo
sostendré, el problema de nuestra iglesia en Panamá es que, se necesita
realizar toda clase de actividades mercantilistas, para solventar y
subvencionar otros gastos, debido a que el diezmo y la ofrenda, solo alcanza
para sostener las planillas, no hay que ser contador para darse cuenta de esto.
Evidentemente todas estas actividades se hacen con una apariencia de
espiritualidad, para no levantar sospechas sobre la verdadera razón, y para
evitar que, si algunos de estos eventos soslayan las normas jurídicas, como en
el caso de los préstamos a las iglesias, todo se pueda mantener al margen de
las leyes de la nación, y esto incluso lo saben, hasta sus propios abogados,
pero este tema lo abordaremos más adelante.
Veamos las cosas dentro de su contexto.
La mayoría nos dicen que nos creemos valientes, por acusar a los dirigentes,
pero nosotros nunca los hemos acusado, más allá de pedirles explicaciones,
porque este es un derecho de todos. No obstante, la mayoría dicen que somos atrevidos
porque nos creemos valientes, la valentía es inherente a la seguridad que
tenemos de que las cosas no deben ser como actualmente son. Estamos seguros
que, en un diálogo de altura, con estatutos, Espíritu de Profecía y la Biblia
en mano, muchas cosas deberían cambiar, pero eso no pasará, porque hay
preguntas que no pueden ser respondidas, debido a que se basan en no hacer
saber a la mano derecha, lo que hace la izquierda, en otras palabras, siempre
será mejor guardar silencio, pero el verdadero adjetivo de esta situación ante un
diálogo tal es, cobardía.
Actualmente en las diferentes oficinas
de nuestra obra en Panamá, hay secretarios que no conocen para nada sus
funciones. Simplemente ostentan un título, y lo pavonean en todos los eventos y
en todas las iglesias, sin conocer un ápice de los estatutos de la iglesia.
Ganan un salario injustificado, y son una carga presupuestaria que no cumple
ninguna función en la obra, más allá de simplemente ocupar una oficina, son
incapaces de defender a la iglesia. Cuando surge un conflicto, necesitan ir
corriendo a tratar de buscar en los estatutos, cómo solventar una situación en
la iglesia, y siendo que no manejan la semántica interpretativa de los
estatutos, muchas veces no saben cómo aplicarlos, o sencillamente los tergiversan a favor y conveniencia de los dirigentes, lo que les resulta positivo, cuando hacen su exposiciones delante de personas ignorantes.
Ya que los dirigentes máximos no han
querido dialogar con nosotros, o al menos con los hermanos que deseamos
presentarles algunas inquietudes, ¿por qué no envían a los secretarios,
incluyendo al de la Unión, como los voceros oficiales de cada oficina, a que
respondan a todas nuestras interrogantes? Al menos así podremos realizar una
interacción, que resulte en un acercamiento beneficioso para la iglesia, si de
verdad desean una buena conciliación.
Nótese bien que, en este contexto,
estamos hablando de manejar nuestras diferencias con la obra, en el entorno de
nuestros estatutos en medio de un diálogo espiritual, sin ninguna manipulación.
Normalmente cuando los dirigentes se
sienten acorralados, su mecanismo de defensa es, decir que se les está
difamando, y por ende entonces recurren a sus abogados, que ni siquiera conocen
bien los estatutos; pero lo que estamos diciendo en este artículo es que,
resultaría conveniente un diálogo, con la esfera administrativa, y no con dos o
tres que creen que deben de mandar sobre toda la mayoría. El triunvirato
administrativo de la Unión, hasta este momento no ha tenido respuestas para
muchas de nuestras incógnitas, entonces, porque no hacerlo con todos los voceros de la obra en
Panamá, los secretarios de campo, o ¿necesitan algo más de valentía?
El método dictatorial no es funcional
para Dios, dejará una estela de malas costumbres, y alguien deseará en algún
momento, volver a enarbolar esa bandera. Todo dirigente en el pueblo de Israel
con estas características, fue desechado por Dios, y hoy en día no será
diferente. Invito a toda la hermandad a leer el libro “Liderazgo Cristiano”,
especialmente el epígrafe “Cambiar al Dictador”, le permitirá tener un mejor panorama de nuestra realidad. El abuso de poder está estrechamente ligado con
la dictadura, y son el caldo de cultivo de cualquier revolución, procuren el
diálogo apreciados dirigentes para que nunca lleguemos a instancias de
desprecio, que no permitan ninguna conciliación. El apóstol Pablo, haciendo
alusión a las armas que debe tener el cristiano para defender su fe, y vencer
los dardos del enemigo, específica en primer plano la importancia de la verdad
y la justicia, estas deben ser las principales herramientas que nos
identifiquen para poder conquistar el corazón de hombres y mujeres para Cristo.
Si en nuestro medio prevalecen la verdad y la justicia, tengan por seguro que
Dios estará entre nosotros. La justicia de Dios en última instancia, se basa en
su ley inmutable, no pretendan nuestros dirigentes creer que las injusticias de
ustedes, pasan desapercibidas para todos, porque principalmente Dios las ve, y muchos
de nosotros también. Los estatutos erigidos por hombres que dicen que fueron
inspirados por el Espíritu Santo, si son falibles y mutables como muchas
veces lo son, no pueden, bajo ninguna circunstancia decirse que son la voz de
Dios, hasta la sierva del Señor necesitó advertir a los dirigentes de la obra
en aquella época, que por el rumbo que habían seguido, ya no podía
considerarlos la voz de Dios, y que incluso le parecía una blasfemia que la
Asociación General, utilizará estas palabras tan livianamente.
Exhorto a los dirigentes a buscar el diálogo, antes de que sea demasiado tarde, y que se establezca un intercambio de altura, sometido al escrutinio de la palabra de Dios, y no de los estatutos falibles de los hombres. Los hermanos no son tontos, todos ven, pero muchos callan, no es tiempo de callar, es tiempo de hacer que nuestra fe prorrumpa en un discurso de verdad y de justicia, y no en los discursos homiléticos y demagógicos, que muchos dirigentes quieren hacer oír como la voz de Dios.
Que Dios les bendiga, apreciados hermanos.



