
Por: Cheyco Centeno
Últimamente he notado una
práctica que hace muchas décadas era inusual dentro de la iglesia. Una práctica
que por demás ha profundizado la grave crisis espiritual por la cual se
encuentra atravesando el pueblo de Dios.
Se trata de los sermones
improvisados y podríamos añadir también a los programas improvisados. Una
tendencia que pasa desapercibida delante de nuestras narices pero que ante los
ojos de Dios produce desagrado absoluto. La alimentación del pueblo de Dios se
ha reducido a temas estereotipados extraídos de diferentes fuentes que en
ocasiones ni siquiera nos permitimos evaluar su nivel de veracidad.
Muchos hoy en día tienen la
costumbre de extraer temas de diferentes lugares y simplemente leerlos ante una
congregación; puede ser que el tema sea muy importante, pero sin la debida entrega
y estudio no alcanzará ningún propósito. En las iglesias nos hemos dado a la tarea
de realizar el rol de predicación sin evaluar las características de quienes
han de alimentar a la grey. Estamos perdiendo profundidad en el estudio de la
palabra porque la fortaleza de la iglesia va en proporción directa con la
alimentación. Pero existen otros fenómenos que estropean ciertamente este
fundamento que es básico para el crecimiento espiritual.
Si bien es cierto Dios no
hace acepción de personas, para él es de suma importancia que el contenido de
la alimentación en primer lugar sea sincero; este debe salir de un corazón
entregado y preocupado por la grey de Dios, un corazón que desea el beneficio
de la hermandad y que en sus argumentos pueda ver la necesidad de la iglesia,
para así ofrecer un sermón de acuerdo a estas necesidades. Si un sermón es extraído
de cualquier fuente sin evaluar este aspecto no tendrá mayor trascendencia en
la vida de nuestros hermanos. La superficialidad de un sermón que no ha sido
estudiado ni evaluado a conciencia no permite extraer la esencia de los mismos,
viene a ser como comida rápida o enlatada cuyo propósito es salir del paso ante
un compromiso adquirido.
En un tiempo en el que la
tecnología ha sobrepasado el sentido común de la gente para el estudio, es más
fácil buscar un tema de cualquier parte ya hecho, que tener que realizar uno
propio inspirado por Dios. Para realizar un sermón verdaderamente profundo solo
tenemos que observar con cuidado las necesidades de nuestra iglesia para atacar
los problemas convenientemente; de esta manera atacaremos las debilidades de la
iglesia con temas de amonestación. La sierva del Señor utiliza en un sinnúmero
de ocasiones la palabra amonestación porque es lo que la iglesia necesita. Los que
ya conocemos al Señor debemos entender que es lo que él requiere de nosotros
por difícil que sea; si queremos ser salvos debemos dejar de ser cristianos hipersensibles
y aceptar el mensaje de la forma en que venga. Muchos se abstienen de predicar
mensajes de amonestación para evitar problemas dentro de la iglesia y están
acostumbrados a dar sermones livianos que no hieran la susceptibilidad de los
hermanos.
Cuando una persona ha sido
escogida para predicar debe escoger el tema del cual desea hablar a la luz de
las necesidades de la iglesia. No debe particularizar los temas; el enfoque
debe ser generalizado para que el que se siente aludido considere que es un
mensaje de Dios para su vida. Si nuestro pensamiento al respecto de un mensaje
de amonestación va dirigido de manera particular y directa a un hermano que
deseamos que se sienta aludido, tenga por seguro que el enemigo se encargará
que el hermano reciba el mensaje y contribuirá a profundizar la crisis.
Tenga presente que la
intención principal debe ser hacer crecer a la iglesia, puede ser que existan
personas que consideren que siempre son atacados, pero no debemos preocuparnos
por ello. Debemos dejarnos dirigir por el Espíritu Santo para que lo que
hablemos sea evidencia de la necesidad entera de nuestra congregación. Dice la
biblia: Si alguno tiene falta de sabiduría, demándela a Dios.
El púlpito no debe ser un
lugar para descargar nuestras inconformidades con nadie en particular; muy por
el contrario es el lugar desde el cual se fomenta la unión de la iglesia. El
orador debe estar preparado para procurar exponer un tema que inste al
reavivamiento y la reforma, este es el propósito de la amonestación. Es muy
diferente un tema de campaña a un tema de iglesia; el tema de campaña busca traer
a la iglesia a personas que no conocen de Cristo, pero el tema de iglesia
busca la unión de la misma. No podemos
darnos a la tarea de tomar tan superficialmente la responsabilidad de predicar
un sermón. Pararse ante una congregación y dirigir unas palabras no es cosa de
poca monta, es de vital importancia que quien tiene este privilegio, sepa que
Dios no acepta los sermones enlatados ni la comida rápida o improvisada. Dios desea
que usted comparta lo que ha aprendido
través de su testimonio, no lo que dicen los demás. El gran problema de
presentar un sermón improvisado radica en hacer una exposición argumentativa
que deje más signos de interrogación que un mensaje completo, ante esta situación
la gente se retira confusa de la iglesia haciéndose más preguntas que llevando
respuestas.
Apreciados hermanos, la
iglesia tiene muchas cosas que aprender antes de que Cristo venga; la iglesia
necesita comprender ampliamente lo que significa compartir nuestras
necesidades. Cuando Pablo predicaba hablaba de sí mismo para no ofender a los
demás. Todos tenemos experiencias que pueden ser edificantes, probablemente
muchos se identificarán con usted, pero para que su sermón sea verás sea usted
mismo el ejemplo de lo bueno lo malo y lo feo que identifique una necesidad.
La iglesia no está consciente
del momento que estamos viviendo, porque los sermones no nos dicen nada acerca
de nuestra realidad; la superficialidad de nuestras iglesias comienza con los sermones
improvisados. Debemos romper con esta mala práctica, debemos concientizar a
nuestros hermanos al respecto de la importancia de estudiar y preparar los
temas que alimentan a la congregación, porque de otra manera vamos a ser
víctimas de una mala alimentación producida por los sermones enlatados y la
comida rápida, Dios les bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario