
POR: CHEYCO CENTENO
Hace algún tiempo mencioné que yo
sentía en mi corazón que muy pronto y debido a las nuevas y modernas prácticas
que se han estado llevando a cabo en nuestra administración se aproximaba un gran
cisma. Dije incluso que las mentes de nuestros hermanos no sabrían de qué lado
estaría la razón. Tristemente todo lo que yo imaginaba que pasaría, pasó.
Hay una gran incertidumbre que
permea la mente de nuestros hermanos líderes de cada congregación, pero antes
de hacer un llamado a sus conciencias necesito realizar una breve explicación.
Conversando con algunos pastores de
antaño y tomando en cuenta que los tiempos de ahora no son lo mismo y existen
nuevas necesidades, he llegado a la siguiente conclusión. En la historia
bíblica se dan muchos ejemplos de cómo la paciencia de Dios permitió que malas
prácticas se infiltraran en medio de su pueblo esperando un cambio en sus
corazones, pero también se conoce que Dios hizo un llamado a la conciencia de sus
líderes en el pueblo de Israel para enmendar los errores cometidos y muy pocos
de ellos escucharon su voz. Para mis amigos, no es un secreto que yo siempre
dije que algo muy pronto estaría por ocurrir en nuestra amada iglesia en el
aspecto administrativo. Hemos sido intimidados por años bajo la premisa de
disidencia. Todo aquel que sin hacer uso de las autoridades terrenales levanto
su voz movido por su conciencia para denunciar las malas prácticas, ha sufrido
las consecuencias de sus actos, incluso muchos hermanos han pasado al olvido
debido al poder de nuestras autoridades eclesiásticas, pero aunque
aparentemente por lo pronto hay un silencio mediático la justicia sigue su
curso. Marginados por nuestros líderes, muchos hermanos que con gran celo han
hecho un esfuerzo por hacerles ver el camino equivocado, han tenido que
separarse de la iglesia por ser considerados apócrifos en medio de la grey.
Estos hermanos nunca estuvieron en contra de nuestros líderes sino en contra de
las malas prácticas ejercidas bajo el paraguas de la buena voluntad para
nuestras obras. Muchos de ellos se encuentran separados de nuestra grey
anhelando poder nuevamente usar sus talentos para el servicio de Dios y sé que
viven esperando el momento como Moisés para regresar y tomar el lugar que Dios
les ha dado en nuestra congregación. En cada época de injusticias que el pueblo
de Dios tuvo que pasar en la historia bíblica, el Señor se manifestó para
sacudir a los líderes absolutistas que no daban crédito a los consejos de su
pueblo, muchas veces el pueblo gimió ante la injusticia de sus líderes y en
otras ocasiones Dios usó a mensajeros para advertirles; si embargo muchos de
ellos no hicieron caso y sufrieron las consecuencias.
Hoy estamos ante un caso inédito
para la hermandad, el desafío es regresar a las sendas antiguas de
administración. Aunque siempre lo pensé nunca lo dije hasta hoy. Los informes
recibidos y que para los entendidos no tienen como principal objetivo la
iglesia sino sus líderes, buscan esclarecer y exigir una explicación judicial
ante denuncias que a nivel eclesiástico nunca vamos a tener. Dios trabaja de
formas misteriosas y el tiempo de Dios se cumple, sin embargo él nos da
oportunidades para redimirnos, pero cuando nuestro orgullo y soberbia supera al
sentido común, estamos perdidos.
Escuchar tiene su arte, nos permite
evaluar nuestros actos y ponerlos en perspectiva, un buen líder sabe escuchar y
evaluar haciendo cierto el dicho “quien más consulta menos se equivoca”. Quien
llega a la cima creyendo que lo hizo él solo, termina considerándose dueño de
la absoluta verdad. El verdadero líder cristiano está consciente de su posición
como mayordomo en la obra de Dios y no como un manda más.
Hay quienes consideran que llevar
nuestros problemas ante las autoridades terrenales no solo mancilla la
institucionalidad de la iglesia sino que pone en entredicho nuestra
credibilidad doctrinal, no se equivoquen hermanos, la doctrina verdadera
siempre prevalecerá porque es el arma de la salvación, pero la historia revela
que cuando los líderes del pueblo de Dios no atendían a sus llamados, el Señor
utilizó los métodos menos pensados para sanear su nación.
Cuando se lee cuidadosamente la
biblia, nos damos cuenta que Dios hará lo que sea necesario para eliminar
cualquier anatema de en medio de su iglesia no importa cuál sea su procedencia,
especialmente si es de los líderes que el Señor ha puesto para dirigir a su
pueblo. Quienes defienden lo indefendible solo luchan por sus propios intereses
y tristemente existen individuos que se han dejado influenciar a niveles
inimaginables para estar del lado que les conviene. No hay pretexto que valga
ante las irregularidades, lo que verdaderamente mancilla a nuestra iglesia es
el mal testimonio y ante ello el único remedio es la verdad. Todos los años
nuestros tesoreros son auditados en cada iglesia y esa presión ha ido en
aumento sin entender a qué obedece tanto afán por saber lo que hacemos con lo
que cada congregación maneja presupuestariamente, sin embargo desde hace varios
quinquenios la hermandad ignora el manejo administrativo de nuestra
organización y quien ose introducirse en este terreno es ya un disidente o
rebelde y hay que excomulgarlo de la iglesia inmediatamente. Existe gran
impotencia al ver cómo estas administraciones se destacan ante las
congregaciones que manejan grandes presupuestos para quedar bien ante ellos,
pero se olvidan completamente de las congregaciones pequeñas en áreas rurales o
en pueblos que no tienen mayor trascendencia para ellos. Invierten dinero en la
comodidad de iglesias que prácticamente son autónomas para erigir templos
ostentosos y sentirse recibidos como reyes cuando asisten a estas congregaciones olvidándose de la expansión evangelistica, tal y como sucede en la actualidad.
La mayoría de los hermanos no perciben esa realidad, pero ralentiza la obra que
ya debiera estar terminándose, creemos que Dios tarda para dar una merecida respuesta
a estos dirigentes, pero el momento propicio llega y se hace efectivo. Los
líderes que tal cosa hacen están perjudicando a estas impresionantes
congregaciones con hermosos templos, pues mientras ellos se sientan sobre
hermosas bancas en un ambiente con aire acondicionado invitando al
adormecimiento espiritual, otros solo pueden estar bajo un techo de pencas,
sentados en pequeños bancos de madera y sin la visita consecuente de un
ministro, aunque sea de vez en cuando, sin embargo los diezmos y ofrendas
siempre tienen que llegar. Espero que no entiendan mal lo que digo, nuestros
diezmos son una obligación ante el Señor y nuestras ofrendas nuestro
agradecimiento: sin embargo toda esta situación tiene un fondo más oscuro aún.
Dios ha pedido a su pueblo sostener la obra con los diezmos y las ofrendas y en
toda la historia de la iglesia siempre había sido así.
Ahora bien; ¿Cómo se ha
transformado la iglesia?
Hay muchos aspectos por destacar.
Soy hijo de pastor y viví las carencias de un ministerio sin recursos que funcionaba
verdaderamente por fe. Recibimos arroz, verduras, legumbres, menestras y fue
como si Dios supiera cuando las necesitábamos y estamos seguro que era así;
pero nada de esto nos hizo menos respetables, muy por el contrario aprendimos
el valor de la humildad. Pasamos necesidades que solventamos con el amor de una
hermandad que confiaba en sus ministros. Mi madre no trabajaba porque en esa
época no era permitido para las esposas de los pastores que lo hicieran, ni
dentro ni fuera del ministerio, hasta cierto punto fue beneficioso para
nosotros porque aún hoy seguimos en los caminos de Dios gracias al sacrificio
de ella. El modesto salario de un pastor apenas cubría las necesidades básicas
y las ayudas eran pocas: ayuda para la escolaridad, depreciación de auto para
quienes lo tenían, viático de combustible si era necesario, ayuda en la renta
de la casa, etc. No sé sinceramente como las administraciones de antes aún
tenían recursos para ayudar en la construcción de los diferentes templos de sus
campos entregando donaciones producto de los diezmos y ofrendas y no de
cualquier otro tipo de componendas. En fin, era una época próspera en materia
de evangelismo, las campañas fluían como hormigueros de las cuales surgían gran
cantidad de almas llenas de conocimiento sólido que hoy día hace a estos fieles
hermanos aún permanecer en la iglesia a pesar de los vaivenes, ¡el testimonio
de los ministros les llevó verdadera salvación! Las campañas realizadas en esa
época también eran patrocinadas por las administraciones, promocionando estos
eventos con material publicitario de excelente calidad y a colores, cosa que
hoy en día casi ha desaparecido usando muchos recursos de fotocopias en blanco
y negro, con el fin de ahorrar en materia promocional, frenando así el atractivo
de un evento que podría salvar las almas de muchas personas y restándole
importancia al nivel de nuestro evangelismo.
¿Qué cosas han cambiado?
Obvio que los tiempos no son
iguales, ahora encontramos que los administradores exigen rendimiento de bautismos
a los ministros, pero realizan tantas reuniones semanales que los pastores no
tienen tiempo para dedicarle a sus campos, pues están tan llenos de informes,
que tienen que estar realizando mandados de arriba para abajo. Las modestas
oficinas que albergaban las administraciones han sido reemplazadas por
suntuosos edificios cuyo fin será el mismo que el de cualquier construcción
humana. El nivel protocolar a seguir para poder entrevistarse con cualquier
administrador es casi parecido al de cualquier empresa común y corriente, en el
que la filtración de atención dependerá del grado de importancia del individuo
que solicita la entrevista. Han elevado tanto su propio grado de importancia
que hemos llegado al nivel que vemos hoy, con un insólito despotismo, soberbia
y orgullo que solo percibimos quienes sabemos identificar la arrogancia desde
cualquier punto de vista. Estos personajes no gustan de los hermanos
inteligentes, siempre buscan rodearse de personas con inteligencia promedio a
quienes usar, haciéndoles ver que sus ideas y propuestas deben ser respaldadas
a toda costa porque vienen de Dios. Es aquí en donde el llamado de Dios
realmente entra en función, la mayoría de los hermanos no tienen la virtud del
discernimiento para separar las cosas buenas de las malas dentro de la obra y
debemos hacer lo posible porque Dios sea quien dirija todos los proyectos con
el aval de la feligresía y no la imposición de unos pocos.
La sutileza con la que la obra fue
cambiando, nos ha traído hasta aquí, ante una vergonzosa situación que raya en
escándalo público al introducir denuncias por prácticas vetadas desde un
principio para una institución eclesiástica sin fines de lucro.
No importa como lo pongan los
abogados que defiendan una causa como esta, pero si hay lucro y no hay reporte
fiscal, hay delito. Ahora; quedaremos en entredicho y como mentirosos todos los
que hayamos realizado alguna transacción de este tipo dentro de las operaciones
de nuestra organización. Declarar ante la justicia terrenal que no solicitamos
ningún préstamo a nuestras oficinas administrativas si lo hemos hecho, es
perjurio y esto es penado por la ley. Si hay iglesias que han solicitado
préstamos y dicen no haberlo hecho, estarán no solo lacerando la justicia
terrenal sino la justicia divina, porque Dios no aprueba la mentira. La
práctica divina del uso del diezmo y la ofrenda para el desarrollo de la obra en
la que se donaba dinero a las iglesias para culminar la edificación de sus
templos, puede que haya sido sustituida
por un acto lucrativo que ha convertido las donaciones en préstamos que generan
intereses según lo que hemos escuchado. Si esto fuera así, estamos ante un
grupo incapaz de administradores que necesitan más de prácticas y tecnicismos
mundanos que del poder de Dios para lograr alcanzar objetivos en el desarrollo
de la obra.
Bien, ahora entraremos en un tema
que es básicamente inexistente, sicología ministerial o acondicionamiento
pastoral. Los pastores y obreros en estas situaciones a mi juicio personal son
víctimas de las circunstancias. Un sistema establecido para encerrar a los
ministros en continuas reuniones es para mi criterio improductivo. El trabajo
de un pastor es como lo dice su adjetivo pero en términos verbales, pastorear a
las ovejas; ese trabajo técnicamente hablando casi ha desaparecido. Se exige a
los ministros ciertos blancos de almas, sin embargo no tienen tiempo para
alcanzar estos objetivos si constantemente deben estar en reuniones para
planificar proyectos y realizar planes en los que ellos simplemente se
constituyan como coordinadores y mandaderos de los administradores. Lo que en
esencia debe ser un pastor ha sido sustituido por un sistema pasivo que exige
grandes resultados en medio de una organización que cree que las muchas
reuniones son estar trabajando. A mi juicio personal quien mucho se reúne no
tiene ni idea de lo que quiere planificar. Demasiada planificación sin acción crea
confusión y al final el estar continuamente en estas reuniones, acondiciona el
pensamiento del pastor a considerar que está redimiendo su tiempo de trabajo
solo con asistir a las mismas. En síntesis, La mente de los ministros está
acondicionada para pensar que la asistencia a estas reuniones representa mayor
importancia para la administración que el pastorear sus iglesias, y la
evidencia casi habla por sí sola. La temeridad es una característica en común
ante la prepotencia administrativa, el temor a perder el trabajo es quizá la
mayor motivación y no la obra en sí misma. Esta realidad ya no es oculta a
nuestra vista, el totalitarismo que permea a las administraciones les da casi
un poder absoluto, lo que nos lleva a pensar que solo un cisma como el que
estamos atravesando ante la impasible autoridad eclesiástica superior de no
tomar decisiones en el asunto, es la única salida para una situación como la
actual en muchos campos a nivel mundial.
Cuando vemos y escuchamos los
argumentos del hermano Hugo Rivas que invitan a la hermandad a realizar un
cambio, se puede notar con claridad la ecuanimidad de las publicaciones que él
ha hecho en el sentido del buen uso de las palabras y la calma que las
acompaña. No hay una agresión más allá de las denuncias presentadas con todo
respeto y total sobriedad, recordando que no siempre tiene la razón quien más
grita o quien más se exalta. Una petición tal indica el respeto que el hermano
Hugo aún conserva por la dirigencia a pesar de las declaraciones. La réplica
agresiva en respuesta a sus denuncias emite un mensaje de odio, de nerviosismo
y auto-desconfianza; pero para los bien entendidos, no existe humildad en la
respuesta emitida por nuestros líderes considerando los epítetos como mentes
torcidas, infames o cobardes; ofensas que no recibieron respuestas porque no
valía la pena. El hermetismo que rodea todo este escenario transmite
inseguridad a la hermandad, siendo que envía el mensaje que todos en la iglesia
debemos ser ciegos, sordos y mudos o recibir amenazas de cárcel solo por pedir
explicaciones. Mi consejo es que afronten las denuncias y demuestren su
inocencia es tan fácil como eso, pero de ninguna manera puedo aceptar que el
hermano Hugo tenga una mente torcida o esté fuera orden al denunciar algo que
si fuera mentira, temerariamente acabaría con su feligresía apartándolo de la
iglesia que ama, solo por imprudencia; así que sus declaraciones son de tomar
en cuenta. Para los enterados es un asunto especialmente delicado que esperamos
sea dirimido lo antes posible para bien de la iglesia, pero para el resto de
los hermanos que no saben nada,
simplemente hay un ambiente de normalidad.
Me tomé la libertad de hacer un
análisis literario de la carta emitida por los administradores de nuestra Unión
en respuesta a las declaraciones del hermano Hugo Rivas. En la misma
auto-victimizarse es el claro mensaje, achacar las denuncias como un ataque
directo a la iglesia solo desea desviar la atención de los verdaderos
implicados. Mientras que ellos aparecen como señalados en esta carta una sola
vez como dirigentes, argumentan en seis ocasiones que el ataque es contra la
iglesia, perfecta manera de escudarse y defenderse, quizá muchos comprarán el
mensaje. Sin embargo no pude evitar comparar las palabras del hermano Hugo
cuando se refiere a ellos como apreciados vs “mentes torcidas, infames y
cobardes”. En mi defensa puedo decir que el hecho de no estar de acuerdo con el
presidente a quien admiro y respeto, no le da derecho de usar adjetivos
despectivos contra quienes discrepan con su estilo administrativo, una mente
torcida es básicamente un loco, un infame es una persona muy malvada y carece
de honra, crédito y estimación, por último cobarde es aquel que perjudica o
hace daño de forma encubierta por carecer de valor, pero ninguno de estos
epítetos es adjudicable al hermano Hugo, sobre todo por la manera en que las
declaraciones han sido realizadas completamente al descubierto y a la luz
pública.
Reitero que no acuso a nadie,
porque no es mi derecho hacerlo, pues no soy el que tiene las pruebas para
estas denuncias, sin embargo apelo a la individualidad de cada hermano para
ejercer su derecho a pensar, evaluar y no dejarse manipular ni intimidar por
ningún motivo, recordando simplemente que la iglesia nunca caerá y puede ser
que en el futuro si Cristo no ha venido, tengamos que enfrentar mayores
dificultades pero solo los cristianos de carácter fuerte superarán con criterio
los embates del enemigo no importa cuál sea su procedencia con la ayuda de
Dios.
La obra en Panamá requiere de una
reforma radical para que exista un reavivamiento, mientras la iglesia no
despierte a defender la justicia para todos y redima los buenos hábitos
cristianos, no existirá tal reavivamiento. Desde nuestras altas esferas hasta
el más humilde de los hermanos, debemos considerar cuidadosamente todos los
aspectos que son necesarios cambiar. Si es en la administración, dejemos que la
justicia tome su curso, si es en las iglesias, también debemos hacerlo, sin
embargo también existe la posibilidad que Dios haga uso del látigo de la
justicia de Cristo para sacar a los mercaderes del templo. He sido testigo de cómo
quienes han sido favorecidos por esta administración de alguna manera no
quieren aceptar lo que está sucediendo ante nuestra vista, se resisten a pensar
que un hombre puede cambiar tan radicalmente y sin escrúpulos endosar a nuestra
iglesia la responsabilidad que solo a él debe corresponder como administrador,
obviamente, de ser cierto todo lo que hemos visto y escuchado. Desearía de todo
corazón que todo esto fuera una pesadilla y estar a punto de despertar, pero la
realidad es que más allá de mis deseos se encuentra la justicia terrenal y la
justicia divina, dejemos que ellas se encarguen del final para bien o para mal.
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