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sábado, 7 de diciembre de 2019

PANAMÁ, LA IGLESIA DE LAODICEA O LA ODISEA


POR: CHEYCO CENTENO

Mucho tiempo ha pasado ya desde la última vez que hice el intento de poder conversar con nuestro presidente, procuré creo en tres ocasiones conversar con él y las citas siempre fueron postergadas. Sé que no soy el único que vivió este calvario sin obtener resultados positivos. No recuerdo la última vez que pude conversar de tú a tú con un ex presidente de asociación o de unión sin tener que usar de tantos protocolos para intercambiar ideas y proyectos, era algo muy especial hablar con nuestros líderes y saber que la comunicación con ellos era fluida no importando de qué clase social o económica fuera quien pidiera una audiencia con ellos. Existía una comunicación con nuestros dirigentes que hacía a los hermanos sentirse especiales y con muchos ánimos de colaborar en la obra.
Ahora bien, los eternos ignorados somos ahora los más atendidos, tuvimos que gritar para poder ser escuchados, nos enfrentamos a una maquinaria que controla a los pastores, controla a la hermandad, controla el dinero y lo gasta como quiere, incluso hasta para su defensa. Los hombres se han puesto ahora por encima de la iglesia, ya ni siquiera ocultan la soberbia que los caracteriza como inquisidores diciendo que nos retractemos y pidamos perdón por decir la verdad de todo lo que ellos están haciendo. Con todos los recursos que les concede la obra creen estar por sobre los insignificantes hermanos que les estamos solicitando una explicación. Sabemos que usaran el dinero de la obra para defenderse, pero al final, si pierden, solicitaremos que restituyan todo el dinero que usaron para para este propósito, porque ese dinero es necesario para la obra. Nosotros en cambio estamos usando de nuestros pocos recursos para enfrentarnos a un gigante deforme, pero con el poder de Dios no nos intimidan, sin embargo quiero hacer uso de una analogía que de paso es ficticia pero certera.
Hace muchos siglos atrás existió un poeta griego llamado HOMERO, escribió muchas novelas y poemas que para su época lo volvieron célebre y su influencia literaria aún es tan mítica como sus propios escritos. Algunas de sus más reconocidas obras son las famosas novelas “La Odisea” y “La Iliada” ambas de corte mitológico, en ellas se contemplan varios acontecimientos incluyendo la trama de la inconformidad de los mortales hacia los dioses, por su falta de benevolencia hacia los seres humanos. Según el relato, muy aparte de los centrales protagonistas Odiseo y Ulises, el resto de los mortales se rebelaron contra los dioses al punto de suspender los sacrificios y oraciones que daban poder a los limitados dioses del Olimpo. Cuando los dioses del Olimpo sintieron la pérdida del poder debido a la disminución de la adoración de los mortales y sus oraciones, realizaron concilios para resolver la situación que llegó a un punto crítico. En medio del problema, algunos dioses expresaron su antipatía por el líder supremo Zeus. Al no estar de acuerdo con sus propuestas y a través de la división de opiniones sin ninguna solución a la vista, decidieron bajar del Olimpo y hablar con los mortales para resolver el dilema de la insatisfacción por la falta de atención de los dioses. Con ellos descendió también el soberbio y orgulloso Zeus para poner fin a una problemática que según cuenta HOMERO nunca pudieron solucionar y que dejó en evidencia que los dioses eran seres mortales también, mezclándose entonces con los humanos para minimizar las consecuencias de sus indiferencias haciendo del remedio algo peor aún que la enfermedad.
Pensando en voz alta, la altanería de los dioses del Olimpo me hace considerar que vivimos circunstancias similares, con líderes cuya soberbia ha superado su juicio personal para discernir acerca de lo que es ser un siervo del Señor. Al igual que los dioses del Olimpo, han vivido ajenos de los mortales hermanos de la iglesia. Han ignorado a muchos fieles hermanos que estamos en esta grey por amor al Señor, solo por el orgullo y la seudo-sabiduría que los permea sintiendo que ellos están por encima del nivel de la hermandad común y consideran una pérdida de tiempo escucharnos.
Nuestros líderes, haciendo uso de la posición que los inviste, nos han querido someter bajo el viejo argumento de “retráctense y pidan perdón” como si fueran dioses del Olimpo, si no lo hacemos seremos castigados. Queremos decirles que ya terminó el tiempo de la intimidación, han desfigurado la imagen misma de la desfraternización como recurso de orden y disciplina controlando la mente de otros para que ejecuten sus órdenes aunque no tengan sentido; al igual que en el incidente de los dioses del Olimpo y sus concilios estériles, muchos de los subalternos incluso ya dudan del sano juicio de nuestros máximos líderes en Panamá, todos sus pedidos solo apuntan a proteger la imagen de ellos mismos; llenos de orgullo al igual que Zeus, necesitarán bajar del Olimpo para escuchar los reclamos de los mortales hermanos que nos hemos atrevido a pedir una explicación, ¿qué casualidad entre Laodicea y La odisea de HOMERO, cierto?
He querido ser benévolo con nuestros líderes, yo sé que son humanos y que pueden errar, pero creo que ellos están convencidos que son dioses y no se les puede tocar, no se les puede reclamar, no se les puede mirar mal, etc. Según ellos son ungidos del Señor, pero la primera característica de un líder del Señor es la humildad, virtud de la cual carecen y muchos saben que no miento. Observen como son los puntos de vista; en lo que a mí respecta ellos son los que necesitan pedir perdón a la hermandad, por todo lo que han realizado de manera inconsulta, pero eso es solo mi punto de vista, cada quien es libre de elegir entre Dios y los hombres.
La actitud de nuestros dirigentes es de incredulidad, sus actos nos dicen que para ellos todo está bien, pero de acuerdo a Fiodor Dostoievski, célebre ingeniero y novelista ruso, solo un incrédulo puede actuar sin ley y sin fiscalización. Dostoievski asegura que si Dios no existe “todo está permitido”. Para los incrédulos es definitivo que la ley solo existe para los demás y con firmeza no les tiembla el pulso para sentenciar. Si lo que dice Dostoievski es cierto, estos líderes han acondicionada no solo a los pastores a actuar como ellos sino a la hermandad que conforma la iglesia de Dios. La indolencia que los rodea ha provocado en ellos un espíritu de insensibilidad al punto que con su actitud hacen uso de Mateo 18 para influenciar la mente de los feligreses para que se sientan culpables de una relación infructuosa provocada por ellos mismos. Mateo 18 puntualiza los pasos a dar para lograr la buena armonía entre los hermanos, esta es la expectativa pero no es la realidad. Inicié este escrito diciendo la cantidad de ocasiones que intenté conversar con nuestros líderes por individual y solo en una ocasión lo pude hacer, sin embargo luego de muchos intentos fallidos me di por vencido. Para ellos es irrelevante hablar con hermanos comunes y corrientes, necesitaría estar investido de un amplio liderazgo y poder, o quizá tener una buena posición económica para acceder a ellos. Seguir la secuencia de Mateo 18 solo se puede con personas que están dispuestas a dialogar, pero con nuestros dirigentes los monólogos son el pan de cada día, ellos solo conversan con sí mismos y sus ideas y proyectos tienen prioridad sobre la opinión de los demás. Usar Mateo 18 para victimizarse solamente me dice que ellos bajaran del Olimpo para hablar con nosotros los mortales hermanos de la iglesia cuando sus intereses se vean afectados hablando literalmente (El que lee entienda). La iglesia de Dios es una familia que  Cristo fundó para salvación, no existen élites para diferenciarnos, desde los líderes hasta el más humilde hermano de la iglesia somos iguales y todos nos merecemos respeto. Nuestros dirigentes tratan a muchas personas con indiferencia porque los consideran inferiores, han despedido un sinnúmero de obreros por su falta de juicio administrativo y organizativo; en la mayoría de los casos terminan las relaciones laborales con diferencias marcadas por el dolor de quienes son despedidos y ellos ni siquiera se inmutan por las familias de estos obreros. No defiendo a quienes merecen ser despedidos por su falta de colaboración y compromiso en la obra, pero a pesar de todo siguen siendo hermanos de la iglesia.
¿Cómo llega un líder a tal punto de creer que siempre tiene la razón? Los culpables se encuentran cerca de ellos, quienes obedecen sus órdenes sin nunca cuestionar nada por descabelladas que sean sus ideas o sus planes, siempre serán personas sin criterio personal, morirán sin una identidad propia, de paso no son candidatos a sustituir un liderazgo permeado por la autosuficiencia porque aprenden de sus malas prácticas. Cuando tenemos un liderazgo así, ninguno de ellos merece permanecer en la obra, todos cuantos hayan sido instrumentos de sus maquinaciones deberán salir del sistema para renovar la obra y regresar a las raíces del amor de Cristo.
Sabemos que esto no impedirá que vuelva a levantarse otro líder parecido o aún peor, pero dará un tiempo de paz a los colaboradores de la obra para cumplir la misión y acelerar la venida de Cristo, desplazando a un sistema dirigencial cuyos objetivos han sido primeramente el entretenimiento de la hermandad a través de congresos, seminarios y actividades que en ocasiones son viciadas por la secularidad. Los pocos proyectos de evangelismo como “Misión Caleb” y que tienen un buen objetivo, carecen de un medio sistemático y secuencial para dar seguimiento a las comunidades y plantar nuevas iglesias en diferentes lugares. Sin embargo todos estos proyectos son sufragados por las iglesias; del poco presupuesto que aún tenemos debemos pagar suéteres, mochilas y algunas cositas más que vienen en el paquete de evangelismo, todo ello aún sin tomar en cuenta los viáticos que son subsidiados también por las iglesias.
Después nos preguntamos, muy aparte de organizar sus planes evangelisticos, que más invierte la organización hoy en día para la realización de proyectos y actividades, si todo sale de las iglesias y aún es más de los bolsillos de algunos hermanos que pertenecen a congregaciones que no pueden cubrir estos gastos. Líderes más brillantes buscarían la manera de amortizar estos gastos para que la obra fuera más expedita y sistemática.
El cargo de las inversiones evangelisticas pesa sobre las congregaciones, pues los dineros que entran a la organización sirven aparentemente solo para los gastos mismos de la oficina administrativa, viajes, invitación de seminaristas, gastos de representación, almuerzos o cenas, actividades auto-gestionables (O sea dinero que se invierte en actividades que no solo producen una ganancia sino que regresan la inversión, ejemplo: Congresos de Damas, Congresos de Jóvenes, Seminarios, etc.) ¿Es este el objetivo de la organización?
Ya había dicho antes que la organización como su nombre lo dice, está para organizar al ejército evangelístico en la proclamación del mensaje que es el verdadero propósito de la iglesia, no para organizar eventos lucrativos sin importar que nombres les pongan. Los miembros de la iglesia no deberíamos estar pagando para estos congresos ni seminarios de adiestramiento porque siempre dejan un margen a la especulación, todos quisiéramos participar y muchas veces no podemos, ¿entonces qué sentido tiene el realizar estas actividades?
Lo cierto es que nuestros líderes son culpables de la deserción de hermanos débiles en la fe, que ven el desparpajo en el uso del dinero de parte de nuestros dirigentes y cuando son cuestionados en esta dirección están dispuestos a dar la vida por lo que ellos argumentan es la voluntad de Dios. Cuestionarlos a ellos como ya nos hemos enterado, es estar metiéndonos con Dios según su propia opinión.
Apreciados hermanos, termino este artículo diciendo lo siguiente. Siempre hemos intentado hablar con nuestros líderes como dice Mateo 18, pero en nuestra humilde opinión ellos son quienes han terminado comportándose como gentiles o publicanos, el desprecio del cual hemos sido objeto durante años terminará de acuerdo a la voluntad de Dios. A nosotros nos pueden engañar bajo el supuesto manto de santidad, pero no pueden hacerlo con el Señor, a mi parecer ya Dios ha endurecido sus corazones a tal punto que piensan tener siempre la razón como faraón. Fijemos nuestros ojos en Cristo, el autor y consumador de nuestra fe y permanezcamos en esta iglesia, porque esta es la verdadera iglesia, pero será Dios quién pondrá orden en las filas de la organización para que hombre llenos de su Espíritu Santo lleven el mensaje como estandarte de la verdadera misión que los actuales líderes han perdido de vista. No son los templos, ni los ostentosos edificios de administración y tampoco las escuelas las que terminarán la obra antes de que Cristo venga, serán “hombres y mujeres valientes que no se compren ni se vendan, hombres y mujeres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres y mujeres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres y mujeres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres y mujeres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.       

2 comentarios:

Unknown dijo...

Favor de comentar si la mama de la UAPA se llama Patrocinia pues fue a quien homenajearon. felicitaciones por sus comentarios muy acertados ,pero porque mejor no los manda a la Asociación General para que tengan mayor eficacia

Rubén Dawson dijo...

Certeras las palabras nuevamente Cheyco, estás bañado de razón, como dicen los brasileros. Nuestros líderes están viviendo en un mundo de utopía, dónde se creen que son dioses, cuando en realidad, todos necesitamos de Nuestro Dios. El Señor te bendiga inmensamente mi hermano, no bajemos la guardia, tenemos que seguir unidos, hasta que caiga la tiranía.

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